martes, 25 de febrero de 2014
miércoles, 22 de enero de 2014
sábado, 21 de diciembre de 2013
lunes, 16 de julio de 2012
Gigantes islandeses de alto voltaje
Una
torre de alta tensión en mitad de un bello paisaje produce en las almas
sensibles una descarga en la espina dorsal proporcional al voltaje
transportado por sus cables. Pero esas torres llevan electricidad a los
vecinos de los remotos parajes de Islandia, que probablemente sopesen más importante tener luz en sus casas que la hipersensibilidad de los visitantes.
Para armonizar los intereses de unos y otros el estudio de arquitectos estadounidense Choi + Shine creó el proyecto Tierra de Gigantes, que planeaba erigir docenas de gigantescas torres antropomórficas, de 50 metros de altura y
cada una con una “postura” específica en función del paraje particular,
convirtiéndose en una suerte de gigantescas esculturas en mitad de la
agreste naturaleza islandesa.
El proyecto no fue seleccionado por Landsnet, la empresa encargada de gestionar la red eléctrica de Islandia, pero acaba de ser galardonada por la influyente Sociedad de Arquitectos de Boston, que otorgó un premio al mejor proyecto sin ejecutar al proyecto Tierra de Gigantes.
Las torres de Choi + Shine estarían construidas en metal, cristal y cemento y, a pesar de la aparatosidad de la instalación, el
costo sería relativamente bajo, gracias a que el diseño exige tan sólo
pequeñas alteraciones en las torres de alta tensión estándares.
Así, los personajes pueden caminar, arrodillarse, o emparejarse con
sólo realizar leves modificaciones en la estructura metálica de las
torres.
La “Tierra de Gigantes
Puede que los gigantes no se instalen finalmente en Islandia pero parece más que probable que la idea acabe recuperándose para trazar líneas de alta tensión en cualquier otro paraje natural del mundo planeta.
viernes, 6 de julio de 2012
Cómo anular a una persona
ANA CRISTINA ARISTIZÁBAL URIBE
El peor daño que se le hace a una persona es darle todo. Quien quiera anular a otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que resolver dificultades.
Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.
Aquellos sistemas que por "amor" o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelven la más pobre entre las pobres. Es una de las caras de la miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades con que están dotados casi todos los seres humanos.
Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la posición de la víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen obligación de ponerle todo en las manos, y considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.
Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa "ayuda" no llega, culpa a los demás de su "desgracia" (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar). Solo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal no sea necesaria en momentos especiales).
Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.
Aquellos sistemas que por "amor" o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelven la más pobre entre las pobres. Es una de las caras de la miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades con que están dotados casi todos los seres humanos.
Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la posición de la víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen obligación de ponerle todo en las manos, y considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.
Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa "ayuda" no llega, culpa a los demás de su "desgracia" (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar). Solo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal no sea necesaria en momentos especiales).
jueves, 5 de julio de 2012
Un economista que no cocina y escribe sobre comida venezolana
Foto:
Felipe Amibilia
|
Su libro
Diccionario de cocina venezolana es imprescindible.
Junto a José Rafael Lovera y
Armando Scannone, este economista, oriundo de los Llanos, Rafael Cartay ha sido uno de los investigadores que más se ha ocupado de
recuperar la memoria gastronómica de los venezolanos. Muchos chefs
aseguran que los mejores libros de cocina criolla, vista desde el
enfoque histórico, los ha escrito Cartay.
Su obra, lejos de bastar para un solo bocado de sabiduría culinaria, da para un gran
banquete, que bien puede comenzar con La mesa de la meseta, Historia de
la alimentación del Nuevo Mundo, El pan nuestro de cada día, Un mundo en su taza, Tecnología
culinaria doméstica en Venezuela y La Hallaca, por nombrar sólo algunos
de sus trabajos.
"Más allá de la pasión por nuestra cocina, el profesor
Cartay ha tenido la disciplina de plasmarla en su obra cuidadosamente y,
obviamente, con mucho amor", dice
la chef Vanessa Rolfini.
Pese a su fascinación, el autor no
cocina. "
Como un historiador del imperio romano, que no tiene ni que ser
romano ni haber vivido la época", comentó, en son de broma, en una
entrevista que le hicieran en el portal www.venezuelaanalitica.com. Y
cuando por acá se le consulta acerca de qué invitaría a comer a un
turista que tan sólo contara con 24 horas para degustar Venezuela,
responde Rafael Cartay:
"Si tuviera que alimentar a un turista durante un día,
empezaría, en el desayuno, con una pisca andina y un buen perico para
rellenar sabrosas arepas de maíz y de trigo, mantequilla, aguacate y un
queso de mano guariqueño. Para culminar, un buen jugo de naranja y un
cremoso café con leche. Al mediodía le daría una suculenta sopa de
arvejas aderezada con un buen picante. Si es de buen diente, le doy un
pabellón criollo, con un jugo de tamarindo, y un dulce de lechosa con
piña como postre. Todo en cantidades moderadas. Después de eso le
ofrecería una hamaca para que duerma una siesta. Y en la cena, breve
pero sustanciosa, le brindaría una reina pepiada acompañada con un
chocolate caliente, hecho con uno de los cacaos criollos más aromáticos
del mundo. No le serviría licor, porque nuestra comida no admite, a mi
parecer, sino jugos naturales. Así que, además de todos esos manjares,
le obsequiaría jugos naturales de piña, de guanábana, de mora y varias
tacitas de café negro".
Así se nombra, en el estado Táchira, a
un plato en el que los protagonistas son los sobrantes de las comidas
anteriores. Quienes lo preparan casi a diario para la hora del desayuno
dicen que lo mejor es sofreír cebolla, tomate y un poquito de ajo en
mantequilla y aceite, donde luego se freirán, primero, el plátano, la
yuca y el chocheco (cambur verde), bien picaditos, y, minutos después,
las caraotas, la carne o el pollo y, sobre todo, el arroz -en otras
palabras, lo que haya quedado del almuerzo y de la cena. Todo revuelto.
Como se puede ver, es una receta que habla de tiempos de austeridad, de
carestía. Pero a cualquier tachirense que se encuentre lejos de su
tierra, su sabor no puede más que remitirle al cariño de hogar y a los
sabrosos días de la infancia.
.
Etiquetas:
cocina,
cocina venezolana,
gastronomía,
Rafael Cartay
viernes, 6 de abril de 2012
Perdónalo Señor
ELIDES J. ROJAS
Por haber acabado con las instituciones. Por haber degradado a los poderes públicos a ser simples brazos ejecutores de sus designios y caprichos. Por haber destruido la estructura formal del Estado para volverla una cueva de administradores de intereses y corruptelas. Perdónalo señor.
Por usar las facultades supremas otorgadas de buena fe por los ciudadanos a través del voto, en su propio beneficio, el de sus familiares, el de los grupos que lo acompañan y el de mandatarios extranjeros que se han dedicado a aprovecharse de unas riquezas que no son sino del pueblo venezolano. Perdónalo señor.
Por mandar a meter en la cárcel a ciudadanos cuyo único delito ha sido mantener una conducta apegada a las leyes, pero que en su ejecución generan consecuencias consideradas agresiones por el régimen. Por provocar el exilio y hasta la huida de compatriotas por el solo hecho de no compartir las ideas de Fidel Castro y menos que se entregue el país a los cubanos. Perdónalo señor.
Por destruir la economía de una manera bestial, a pesar de contar con la mayor cantidad de recursos que registre la historia del país. Por poner a los venezolanos a hacer cola para comprar un pollo o para ponerle gasolina a su carro. Por obligar a los venezolanos a vivir con un dinero que si acaso vale tanto como el peso cubano. Que no es aceptado en ninguna parte del mundo y que cada día que pasa vale menos. Por haber asaltado a miles de venezolanos de trabajo haberlos despojado de sus propiedades. Perdónalo señor.
Por convertir todo lo que ocurre en el país en un show propagandístico improductivo en el que el gobierno hace creer a los ciudadanos que lo que ve, siente y escucha es mentira. Por criminalizar la protesta y amenazar con cárcel, como haría un tirano cualquiera, a todo aquel que se atreva a declarar, denunciar o publicitar asuntos que, a la vista de todos, están causando graves daños a la gente. Perdónalo señor.
Por engañar a los pobres y mantenerlos cada día más pobres con la única intención de aprovecharse de la debilidad del votante y de las necesidades de ese sector tan grande de la población. Por estafar a ese pueblo con promesas falsas que jamás cumplirá. Por aprovecharse de su poder para reprimirlo y acorralarlo con sus armas y dinero. Perdónalo señor.
Por dejar al país sin luz, sin agua potable, endeudado hasta la coronilla, lleno de malandros por todas partes, sin orden, sin disciplina, sin norte, absolutamente desmoralizado, sin valores. Por colocar al país a las puertas de un verdadero infierno casi irrecuperable. Perdónalo señor.
Por engañar a millones de venezolanos que creyeron en sus palabrerías y en sus promesas. Casas, paz, trabajo, tranquilidad, bienestar, la mayor suma de felicidad posible. Todo es mentira. Siempre fue mentira. Perdónalo señor.
Por dividir al país y poner a pelear hermanos contra hermanos, padres contra hijos, amigos contra amigos. Por usar las facultades que le dio el pueblo para inculcar y promover una guerra de clases absolutamente retrógrada y muy perjudicial para un país que necesita todo lo contrario. Unidad y visión de trabajo. Perdónalo señor.
Por entregar todas las riquezas e instituciones de Venezuela a los cubanos, facilitando la invasión más descarada desde que inventaron el comunismo hasta nuestros días. Perdónalo señor.
Será un trabajo grande y pesado, pero perdónalo señor.
.
Por haber acabado con las instituciones. Por haber degradado a los poderes públicos a ser simples brazos ejecutores de sus designios y caprichos. Por haber destruido la estructura formal del Estado para volverla una cueva de administradores de intereses y corruptelas. Perdónalo señor.
Por usar las facultades supremas otorgadas de buena fe por los ciudadanos a través del voto, en su propio beneficio, el de sus familiares, el de los grupos que lo acompañan y el de mandatarios extranjeros que se han dedicado a aprovecharse de unas riquezas que no son sino del pueblo venezolano. Perdónalo señor.
Por mandar a meter en la cárcel a ciudadanos cuyo único delito ha sido mantener una conducta apegada a las leyes, pero que en su ejecución generan consecuencias consideradas agresiones por el régimen. Por provocar el exilio y hasta la huida de compatriotas por el solo hecho de no compartir las ideas de Fidel Castro y menos que se entregue el país a los cubanos. Perdónalo señor.
Por destruir la economía de una manera bestial, a pesar de contar con la mayor cantidad de recursos que registre la historia del país. Por poner a los venezolanos a hacer cola para comprar un pollo o para ponerle gasolina a su carro. Por obligar a los venezolanos a vivir con un dinero que si acaso vale tanto como el peso cubano. Que no es aceptado en ninguna parte del mundo y que cada día que pasa vale menos. Por haber asaltado a miles de venezolanos de trabajo haberlos despojado de sus propiedades. Perdónalo señor.
Por convertir todo lo que ocurre en el país en un show propagandístico improductivo en el que el gobierno hace creer a los ciudadanos que lo que ve, siente y escucha es mentira. Por criminalizar la protesta y amenazar con cárcel, como haría un tirano cualquiera, a todo aquel que se atreva a declarar, denunciar o publicitar asuntos que, a la vista de todos, están causando graves daños a la gente. Perdónalo señor.
Por engañar a los pobres y mantenerlos cada día más pobres con la única intención de aprovecharse de la debilidad del votante y de las necesidades de ese sector tan grande de la población. Por estafar a ese pueblo con promesas falsas que jamás cumplirá. Por aprovecharse de su poder para reprimirlo y acorralarlo con sus armas y dinero. Perdónalo señor.
Por dejar al país sin luz, sin agua potable, endeudado hasta la coronilla, lleno de malandros por todas partes, sin orden, sin disciplina, sin norte, absolutamente desmoralizado, sin valores. Por colocar al país a las puertas de un verdadero infierno casi irrecuperable. Perdónalo señor.
Por engañar a millones de venezolanos que creyeron en sus palabrerías y en sus promesas. Casas, paz, trabajo, tranquilidad, bienestar, la mayor suma de felicidad posible. Todo es mentira. Siempre fue mentira. Perdónalo señor.
Por dividir al país y poner a pelear hermanos contra hermanos, padres contra hijos, amigos contra amigos. Por usar las facultades que le dio el pueblo para inculcar y promover una guerra de clases absolutamente retrógrada y muy perjudicial para un país que necesita todo lo contrario. Unidad y visión de trabajo. Perdónalo señor.
Por entregar todas las riquezas e instituciones de Venezuela a los cubanos, facilitando la invasión más descarada desde que inventaron el comunismo hasta nuestros días. Perdónalo señor.
Será un trabajo grande y pesado, pero perdónalo señor.
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