Por lo general cuando uno está atravesando momentos difíciles, tendemos a sentirnos ahogados y no podemos ver más allá que todo puede solucionarse. Claro, en esos momentos es un poco difícil ser optimista, pero hay ciertas cosas que podemos poner en práctica para salir de ese hoyo en el que estamos.
Sonreír. Si, aunque suene trivial. Pero es totalmente cierto. Detrás hay muchas teorías y experimentos que explican claramente que sonriendo uno prolonga la vida y se mantiene más sano. Así que listo! a sonreírle a la vida, que luego es tarde!
Escuchar música. Pero música que recuerde experiencias agradables, y que por ende haga sonreír. Una cosa va atada a la otra. De tal forma que cuando nos encontremos tristes, evitemos poner música melancólica. Mejor un rockcito o para los que lo prefieren, hasta un merenguito suele ayudar.
Caminar. Salir sin rumbo fijo a despejar la mente, con la brisa y el sol pegándote en la cara y sintiendo la energía que hay alrededor.
Conversar. Siempre hay alguien con quien nos conectamos de un modo especial y es con esa persona que podemos abrirnos y expresar lo que nos ocurre. No perdamos el contacto con esa persona. No nos permitamos que haya tanto silencio de por medio. Siempre es mejor conversar.
Leer. Así nos transportamos a un mundo mágico, donde solo importa lo que están viviendo esos personajes de la historia. Y siempre en un libro encontraremos lecciones de vida.
Se que deben haber más “truquitos” para alegrarse el día a día en esos momentos en que uno se siente apagadito o “down” como suelo decir, pero en esta ocasión nombré los que son más importantes para mí y los que he utilizado con muchísima frecuencia.
“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.” Albert Einstein.
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