Interesante artículo escrito por José Antonio Azopardo en El Universal. No es frecuente que el tema sea tratado en los medios. Solo la revista CDomunicación suele ocuparse del tema.
Leamos: Caja boba. Caja boba. Pantalla alienante. Telebasura. Son apenas algunos de los calificativos que se ha ganado la televisión desde su nacimiento hace casi un siglo. Sin embargo, el vilipendio parece haber llegado a su fin.
Actores, guionistas, productores y hasta literatos coinciden en que la tele está viviendo una época dorada, tanto de historias creativas como de proyectos narrativos de gran factura como LOST, MAD MEN y LOS SOPRANO. "Hace algunos años no hubiese pensado en trabajar en televisión, sino en cine. Ahora creo que los mejores escritores están en TV. Hay series brillantes que están rompiendo esquemas", dice Michael Hirst, creador de THE TUDORS.
Y con él concuerda Steven Spielberg, el Rey Midas de Hollywood. "Los mejores guionistas están ocupados haciendo series", dice. Y según, la televisión ofrece ahora posibilidades narrativas únicas que no llegaron a soñar siquiera Julio Cortázar, Alejandro Dumas -se trata de series por entregas- ni el propio Balzac. ¿Sería descabellado acaso comparar la urdimbre narrativa de LOST con la de RAYUELA?
"Fueron canales por cable como HBO y Showtime los que cambiaron el panorama. Y se entiende: son canales que no tenían la presión de responder a anunciantes, sino a los suscriptores", explica el actor Justin Kirk, el hermano drogadicto de Mary Louise Parker en WEEDS.
Para Kirk, el asunto es sencillo: las televisoras por suscripción no necesitan audiencias sino clientes leales que paguen cada mes. Así que deben poner empeño en crear historias cada vez más interesantes y, mejor, contarlas creativamente para mantener satisfecho al espectador. Eso, según Kirk, permitió dar más espacio a la creatividad, al talento y al riesgo.
"El éxito no está en las audiencias, sino en satisfacer emocionalmente a nuestros clientes y que eso les lleve a seguir pagando cada mes", dice Richard Pleper, copresidente de HBO.
"Esto no es televisión, es HBO" fue de hecho el lema con el que la cadena televisiva abonó el terreno en los años 90, para luego emprender aventuras como LOS SOPRANO y SEX & THE CITY, con las que no sólo se apuntó una lluvia de Emmy sino de suscriptores. Con una gran ventaja, claro, sobre la tele abierta: son pocas las restricciones que tienen a la hora de mostrar elementos de violencia y sexo.
Y no les ha ido mal. Durante dos años consecutivos, la inteligentísima MAD MEN se ha llevado el premio a la Mejor serie en los Emmy, conocidos como el Oscar de la TV. Ni qué decir del éxito de audiencia de THE TUDORS. "Los dramas históricos solían ser tan respetuosos en el cine que terminaban presentando actores con disfraces. Así que nosotros preferimos revisar mejor la historia y tratar de presentar a sus protagonistas como fueron. En eso hemos sido menos respetuosos y menos conservadores, pero nos hemos acercado más a la realidad y al espectador", dice el cerebro tras la serie de Enrique VIII.
Una mirada más honesta a la realidad: allí está la clave. Es lo que dice Sarah Jane Morris, la severa hermana de BROTHERS & SISTERS. "Alguien podría decir que le ocurren muchas cosas a una sola familia, pero los escritores están comprometidos en presentar las historias de manera muy real. Y eso hace que la gente se sienta identificada".
La camaleónica Glenn Close, ganadora de dos Emmy, destaca otros elementos: la TV ofrece un ritmo y una extensión ideal para contar historias. "Siempre habrá películas fantásticas, pero la televisión por suscripción es un lugar muy seductor para los escritores. Como son más horas de historia, es como escribir una novela y toma menos tiempo terminarlo".
No en vano escritores como Carlos Ruiz Zafón, Juan José Millás y hasta George Steiner coincidieron en EL PAÍS SEMANAL en que, si Shakespeare viviera hoy, estaría escribiendo guiones para series. "Sin duda Dumas, Shakespeare o Dickens estarían en la TV", dice Ruiz Zafón. "Charles Dickens publicaba sus novelas por entregas. Lo mismo hacía Alejandro Dumas con sus historias de aventuras", explica Concepción Cascajosa.
La televisión, agrega el creador de DR. HOUSE, David Shore, "es un medio ideal para construir buenas historias. En cambio, el cine actual busca lanzar algo cuya popularidad estalle. El resultado es que todos prefieren estar en la TV". Y para muestra teje un botón: "Me pregunto dónde están las historias del tipo EL APARTAMENTO (de Hitchcock). Pues las ves en la televisión, en series como MAD MEN, que está muy inspirada en el estilo de Hitchcock. Es muy raro ver algo así en el cine. Ahora las pe- lículas buscan atraer a grandes masas a punta de fórmulas seguras, en lugar de desarrollar buenas historias. Los mejores talentos de Hollywood coquetean con la televisión".
Leamos: Caja boba. Caja boba. Pantalla alienante. Telebasura. Son apenas algunos de los calificativos que se ha ganado la televisión desde su nacimiento hace casi un siglo. Sin embargo, el vilipendio parece haber llegado a su fin.
Actores, guionistas, productores y hasta literatos coinciden en que la tele está viviendo una época dorada, tanto de historias creativas como de proyectos narrativos de gran factura como LOST, MAD MEN y LOS SOPRANO. "Hace algunos años no hubiese pensado en trabajar en televisión, sino en cine. Ahora creo que los mejores escritores están en TV. Hay series brillantes que están rompiendo esquemas", dice Michael Hirst, creador de THE TUDORS.
Y con él concuerda Steven Spielberg, el Rey Midas de Hollywood. "Los mejores guionistas están ocupados haciendo series", dice. Y según, la televisión ofrece ahora posibilidades narrativas únicas que no llegaron a soñar siquiera Julio Cortázar, Alejandro Dumas -se trata de series por entregas- ni el propio Balzac. ¿Sería descabellado acaso comparar la urdimbre narrativa de LOST con la de RAYUELA?
"Fueron canales por cable como HBO y Showtime los que cambiaron el panorama. Y se entiende: son canales que no tenían la presión de responder a anunciantes, sino a los suscriptores", explica el actor Justin Kirk, el hermano drogadicto de Mary Louise Parker en WEEDS.
Para Kirk, el asunto es sencillo: las televisoras por suscripción no necesitan audiencias sino clientes leales que paguen cada mes. Así que deben poner empeño en crear historias cada vez más interesantes y, mejor, contarlas creativamente para mantener satisfecho al espectador. Eso, según Kirk, permitió dar más espacio a la creatividad, al talento y al riesgo.
"El éxito no está en las audiencias, sino en satisfacer emocionalmente a nuestros clientes y que eso les lleve a seguir pagando cada mes", dice Richard Pleper, copresidente de HBO.
"Esto no es televisión, es HBO" fue de hecho el lema con el que la cadena televisiva abonó el terreno en los años 90, para luego emprender aventuras como LOS SOPRANO y SEX & THE CITY, con las que no sólo se apuntó una lluvia de Emmy sino de suscriptores. Con una gran ventaja, claro, sobre la tele abierta: son pocas las restricciones que tienen a la hora de mostrar elementos de violencia y sexo.
Y no les ha ido mal. Durante dos años consecutivos, la inteligentísima MAD MEN se ha llevado el premio a la Mejor serie en los Emmy, conocidos como el Oscar de la TV. Ni qué decir del éxito de audiencia de THE TUDORS. "Los dramas históricos solían ser tan respetuosos en el cine que terminaban presentando actores con disfraces. Así que nosotros preferimos revisar mejor la historia y tratar de presentar a sus protagonistas como fueron. En eso hemos sido menos respetuosos y menos conservadores, pero nos hemos acercado más a la realidad y al espectador", dice el cerebro tras la serie de Enrique VIII.
Una mirada más honesta a la realidad: allí está la clave. Es lo que dice Sarah Jane Morris, la severa hermana de BROTHERS & SISTERS. "Alguien podría decir que le ocurren muchas cosas a una sola familia, pero los escritores están comprometidos en presentar las historias de manera muy real. Y eso hace que la gente se sienta identificada".
La camaleónica Glenn Close, ganadora de dos Emmy, destaca otros elementos: la TV ofrece un ritmo y una extensión ideal para contar historias. "Siempre habrá películas fantásticas, pero la televisión por suscripción es un lugar muy seductor para los escritores. Como son más horas de historia, es como escribir una novela y toma menos tiempo terminarlo".
No en vano escritores como Carlos Ruiz Zafón, Juan José Millás y hasta George Steiner coincidieron en EL PAÍS SEMANAL en que, si Shakespeare viviera hoy, estaría escribiendo guiones para series. "Sin duda Dumas, Shakespeare o Dickens estarían en la TV", dice Ruiz Zafón. "Charles Dickens publicaba sus novelas por entregas. Lo mismo hacía Alejandro Dumas con sus historias de aventuras", explica Concepción Cascajosa.
La televisión, agrega el creador de DR. HOUSE, David Shore, "es un medio ideal para construir buenas historias. En cambio, el cine actual busca lanzar algo cuya popularidad estalle. El resultado es que todos prefieren estar en la TV". Y para muestra teje un botón: "Me pregunto dónde están las historias del tipo EL APARTAMENTO (de Hitchcock). Pues las ves en la televisión, en series como MAD MEN, que está muy inspirada en el estilo de Hitchcock. Es muy raro ver algo así en el cine. Ahora las pe- lículas buscan atraer a grandes masas a punta de fórmulas seguras, en lugar de desarrollar buenas historias. Los mejores talentos de Hollywood coquetean con la televisión".
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